domingo, 9 de marzo de 2008

Incorporar un drenaje al sótano


Las lluvias llegan con el otoño y muchas veces provocan estragos en nuestras viviendas. Una casa con aislamientos pobres o deteriorados es presa fácil de las inundaciones. Algo similar le ha sucedido a Fernando, moderador del foro de Bricolaje, que ha tenido que instalar un drenaje en su sótano porque éste se encharcaba con las lluvias más intensas. Fernando ha querido mostrarnos cómo ha sido el proceso, paso a paso, a través de las imágenes que ilustran este reportaje.

El muro exterior de su sótano está recubierto por una capa de pintura bituminosa que hace de impermeabilizante. Según el arquitecto al que consultó Fernando, debía de existir algún agujero o fuga que permitía el paso del agua y que provocaba el encharcamiento. Al final hallaron la zona culpable: bajo las ventanas que dan al semisótano.

¡Manos a la obra!
Fernando se pone a cavar con la finalidad de levantar las losetas de carril, ya que en ese lugar instalaremos el drenaje (1). Sin embargo, bajo el mortero de las losetas, encontramos hormigón que, al golpear con el pico, suena muy duro. El zuncho de los pilares rebasa el perímetro de la casa y hay que replantearse la ubicación del drenaje.

Al final, el drenaje no se colocará junto a la acera, sino un poco más lejos, en la zanja que vemos en la imagen (2), por donde pasea la mascota de Fernando, Coco. Esta zanja también tiene fondo de hormigón (el llamado de limpieza), pero está lo suficientemente profundo como para que quepa el tubo.

En la imagen 3 podemos observar cómo ha quedado la zanja y los materiales que se van a utilizar: el tubo de drenaje, la malla de plástico que servirá de armadura para el chaflán de cemento y los sacos de cemento.

Inconvenientes: cavidades
Después de completar la zanja, Fernando descubre un nuevo problema: al rascar para limpiar la unión de la acera con el zuncho, existen grandes cavidades (4). Es probable que por aquí entre agua al sótano, así que habrá que cubrir los agujeros con cemento y una mano de alquitrán.

La intervención es de albañilería (5): se cubren las cavidades con un mortero antihumedad que ya viene mezclado con arena y sólo tenemos que agregar agua. Tapamos toda la bancada.

Asimismo, cubriremos con el mortero la 'cama' para el tubo de drenaje (6). Para rellenar los desniveles (como el de la izquierda junto al muro) recuperamos el escombro de hormigón que habíamos quitado al excavar. Lo troceamos con la machota para rellenar bien los huecos. Un apunte: la malla azul (7) se incorporó después de la primera mano de cemento. Sirve como armadura para el chaflán de cemento y se colocó una doble capa a lo largo de la bancada.

Poniendo un tubo de drenaje
Tras un lecho de grava para hacer la pendiente, tendemos el tubo de drenaje (8). Para que no se torciera al llenar la zanja de grava, le pusimos unas "abrazaderas" de piedra y cemento. En la imagen 9 podemos examinar el tubo de cerca: está repleto de pequeños agujeros que impiden el paso a la tierra o la grava, pero no del agua.

Fernando ha situado el arranque del drenaje (10) junto al muro que les separa del lavadero. Primero tal cual, y luego, según dice Fernando, "con 'chasis' de cemento". Ha llegado el turno de incorporar la grava para solar el terreno (11).

Después de echarla, se rastrilla y se compacta (12). Para finalizar, se repasa el borde de la acera (13).

El extremo del tubo seguirá ahora sin conectar a ninguna parte: es lo que falta, hacer que el drenaje desemboque en la arqueta principal (14). Para realizar la conexión de ambos elementos, ponemos un poco de espuma de poliuretano (15) y listo. Ahora ya tenemos preparados los exteriores de la casa para las lluvias más fuertes del invierno.

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